Al nacer, nuestros hijos no son ni buenos ni malos, desconocen las normas que rigen su familia o su sociedad. Su conciencia ética se va desarrollando con el paso de los años. Pero necesitan nuestra ayuda ya que no llevan ningún chip incorporado que les diga si sus actos son correctos o incorrectos, lo que está bien o lo que está mal. Por eso es tan importante enseñar los valores cívicos que les permitan desarrollarse y convivir en una sociedad plural.
Un profesional no siempre posee calidad técnica y humana. Una persona puede ser experta en su profesión, hábil en una técnica, o a la hora de hacer negocios, pero si no tiene valores morales, difícilmente será un excelente profesional. De un trabajador se espera no solo que sea competente, sino también confiable y responsable, que tenga espíritu de servicio y calidad humana.
Los valores son las normas de conducta y actitudes según las cuales nos comportarnos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto. Todos los padres desean que sus hijos se comporten de forma educada, pero sin que se conviertan en niños temerosos o conformistas, ni transformándose los padres en exigentes y quisquillosos. Hay algunos valores fundamentales que todas las personas debemos asumir para poder convivir unos con otros y que son importantes tener siempre presentes y cumplir sin perjudicar a nadie.
Cuando se habla de los anti-valores se hace referencia a todo lo contrario a los valores. Los anti-valores, también conocidos como los valores inmorales, son aquellas actitudes o prácticas dañinas y negativas que realiza un individuo en su día a día, puede que en un sentido personal o social. Entonces en el entorno social según la ética y la moral, los anti-valores son posturas o conductas peligrosas que la sociedad no apoya como sanas. por ende es que a los anti-valores se le denomina como lo contrario a los valores ya que estos últimos son actitudes que son consideradas como correctas y positivas que ayudan a la buena convivencia de unas personas con otras, de acuerdo a la ética. Valores como la responsabilidad, el respeto, obediencia, justicia, tolerancia, perdón, honestidad, humildad.
Los valores como herramienta para nuestras acciones
Los valores son necesarios para saber cómo reaccionar a situaciones difíciles. Los valores también son necesarios para formar relaciones duraderas con aquellos que nos rodean. Los valores importan porque actúan como un grupo de reglas y guías para los eventos que encuentra un individuo a lo largo de su vida. Tener un conocimiento de los valores importantes para cada persona ayuda a que pueda enfrentar correctamente una situación para tomar mejores decisiones. De esta manera, un individuo puede alcanzar la autor-realización y ser la mejor versión de el mismo que puede ser. Esto solo puede ser logrado a través de la aplicación de un buen sistema de valores.
Autoestima es la valoración positiva o negativa que una persona hace de sí misma en función de los pensamientos, sentimientos y experiencias acerca de sí propia. Es un término de Psicología aunque se utiliza en el habla cotidiana para referirse, de un modo general, al valor que una persona se da a sí misma.
La autoestima está relacionada con la auto imagen, que es el concepto que se tiene de uno propio, y con la auto-aceptación, que se trata del reconocimiento propio de las cualidades y los defectos. La forma en que una persona se valora está influida en muchas ocasiones por agentes externos y puede cambiar a lo largo del tiempo. Se puede ganar autoestima como perder autoestima por situaciones amorosas, familiares, de trabajo; por agentes externos o por nuestra propia auto crítica positiva o negativa.
Los dos pilares del trabajo son la técnica y la ética. Mediante la primera, el ser humano domina su profesión, y con la segunda, alcanza la excelencia. Con la técnica logrará ser exitoso, pero sin la segunda difícilmente logre ser un profesional respetado.
Los valores y la ética son importantes en el lugar de trabajo, cualquiera que sea la tarea que uno desempeñe. En muchas empresas, no importa lo bien que un empleado trabaje, si carece de valores éticos, no es confiable. La mayoría de los empleadores buscan un trabajador que tenga las siguientes cualidades: honestidad, responsabilidad, conducta, puntualidad, colaboración, discreción, entre otros.
Un aspecto importante de los valores éticos en el lugar de trabajo es mostrar un comportamiento honesto en todo momento. Por ejemplo, un chófer de ómnibus tiene la obligación de dar el boleto al pasajero. La falta de honestidad también puede significar pedir coima (un pago extra) por realizar un trabajo por el cual ya está recibiendo un salario; o, en caso contrario, pedir dinero para no cobrar una multa.
Responsabilidad
Ser responsable significa acatar todas las reglas del ente público o privado para el cual se trabaja. Cumplir con el horario, no ausentarse sin motivo, presentar los trabajos a tiempo, aceptar la responsabilidad cuando se cometió un error, y, a veces, trabajar más tiempo de lo previsto hasta terminar una tarea; son valores éticos de una persona responsable.
El trabajo en equipo es muy importante para lograr el éxito. En este sentido, un trabajador sin valores morales pretenderá en todo momento entorpecer el trabajo del compañero para desacreditarlo, o intentar, con servilismo, chismes u otro tipo de artimañas para obtener un puesto o sueldo superior a los de sus colegas.
La conducta de un empleado define sus valores éticos. El trabajador no solo debe tratar a otros con respeto, sino también demostrar un mismo comportamiento tanto en público como en privado. En el trabajo, específicamente, implica el uso de vestimenta y lenguaje considerados adecuados para la oficina, y conducirse con profesionalismo.
El rumor es una de las estrategias más comunes para desacreditar en la oficina y restar el rendimiento del equipo. Ser partícipe o víctima de chismes en la oficina puede dañar la reputación profesional de un trabajador, por ejemplo, un empleado hablador escucha una conversación privada; luego comienza a expandir la información por toda la empresa.
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